Mucho se ha dicho acerca de la maldición de Tutankamón: parece que todo aquel que trató de profanar su tumba estuvo destinado a morir prematuramente. Tal es el caso de algunos arqueólogos que participaron en el descubrimiento de la famosa tumba egipcia, que murieron en circunstancias muy extrañas.
Los arqueólogos que descubrieron la muerte
El primero en fallecer fue Lord Carnarvon, que murió el 5 de abril de 1923, justo siete semanas después perpetrar la famosa tumba. Cuando esto sucedió, algunos presentes recordaron las palabras de la escritora Marie Corelli, quien manifestó que tenía en su poder un libro árabe que advertía de los peligros que corrían las personas que profanaran la famosa tumba.
A partir de este comentario, Conan Doyle, presente en el lugar de los acontecimientos, corrió la voz de que la muerte Carnarvon había sido producto de la maldición de Tutankamón. Inmediatamente un diario publicó unos jeroglifos que, según las investigaciones, estaban en la entrada de la tumba y expresaban lo siguiente: «Quien entre en esta tumba sagrada será visitado muy pronto por las alas de la muerte«.
Un año posterior a estos hechos falleció uno de los médicos que radiografió la momia del faraón, así como un millonario de origen estadounidense que había visitado la tumba.
Quien avisa no es traidor
La historia relata que los arqueólogos habían sido advertidos el día en que abrieron la tumba. Howard Carter, uno de los descubridores, fue picado por una cobra.
Sin embargo, se cree que todo fue parte de una leyenda, pues en la excavación de la tumba participaron 26 personas de las cuales sólo murieron seis. También se dice que tal inscripción en la tumba nunca existió.
La tumba fue abierta oficialmente el 29 de noviembre de 1922, sin embargo, Carter y Carnarvon ya habían entrado antes.
Otra de las personas que logró sobrevivir a la maldición fue Lady Evelyn, la hija de Lord Carnarvon, a pesar de ser una de las primeras en pisar la tumba y de que la maldición se cerniese sobre su familia.
Lady Evelyn nunca regresó a Egipto, pero sí quiso echarle un pulso al destino al ser una de las primeras en visitar la exposición de los tesoros del rey Tutankamón que la reina Isabel II inauguró en el Museo Británico de Londres años después.
El dato que hace pensar que se trata de una leyenda es que el principal responsable de la exhumación, Howard Carter, también sobrevivió a la maldición.