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Cuatro mitos sobre los aviones

El avión fue uno de los inventos más revolucionarios de la última parte del Siglo XIX. Su desarrollo fue crucial para conectar al mundo, permitiendo reducir considerablemente los tiempos de viaje. Sin embargo, a pesar de tener más de 100 años de historia, todavía existen mitos que están lejos de la verdad. Volar es una de las maneras más seguras de viajar y vamos a demostrártelo a continuación:

1. El aire que circula por la cabina del avión no propaga enfermedades

Uno de los mitos más escuchados es que una enfermedad puede propagarse con facilidad dentro del fuselaje de un avión. En realidad, el aire que circula se cambia entre 10 y 15 veces por hora y se redistribuye entre tres y cinco minutos. Los grandes aviones de línea cuenta con filtros especiales llamados HEPA (High Efficiency Particulate Air, o Aire particulado de alta eficiencia) con una eficiencia de 99,995%. Eso significa que si bien la protección no es total, está lejos de ser un caldo de cultivo para enfermedades.

2. Las puertas de un avión no pueden abrirse en pleno vuelo

Las películas de accidentes aéreos nos han hecho pensar que puede existir la posibilidad de que una persona pueda abrir fácilmente una puerta y se desate un infierno. Sin embargo, el mayor enemigo de este mito es la física, ya que es completamente imposible que pueda suceder un escenario de ese tipo. Si sumamos la altura a la que vuelan los aviones y la velocidad con la que se desplazan, el resultado es que la presión en el exterior sea menor que en el interior. Esto sería como si el aire del interior estuviera continuamente empujando hacia fuera. Convenientemente, las puertas de los aviones están diseñadas para abrirse hacia dentro, evitando cualquier posibilidad de apertura accidental o premeditada.

3. Los dispositivos electrónicos no interfieren en los sistemas de navegación

Es una creencia bastante establecida, pero la realidad es que no existen evidencias que relacionen el uso de dispositivos electrónicos con las interferencias. Los aviones tienen una protección que les permiten estar aislados contra señales de radio ajenas. Incluso, el instrumental opera en frecuencias diferentes a las que utilizan los teléfonos celulares. El verdadero problema con la telefonía es fuera de los aviones, ya que si una persona intentara hacer una llamada desde arriba la señal puede rebotar entre diferentes torres de señal, bloqueando otras llamadas.

4. El alcohol no afecta más en un avión

Este último mito indica que si tomas una bebida alcohólica en un vuelo el efecto será más fuerte. La verdad es que la cantidad de alcohol en sangre es la que determina el nivel de intoxicación etílica de una persona. La presión dentro de la cabina no es diferente a la que hay a 2.500 metros de altura. Esto significa que, más allá de un ligero descenso en el oxígeno que llega al torrente sanguíneo, no hay diferencia entre tomar en un avión o en un bar.

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