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¿Es posible seguir corriendo aunque te hayan cortado la cabeza?

Todos los pueblos del mundo tienen sus mitos, los cuales tienen la particularidad de decir muchas veces verdades que no podían ser expresadas de una manera más científica o racional. El caso del pirata Störtebeker es un caso ejemplar.

A grandes rasgos, se trata de la historia de un pirata que, al ser capturado junto a sus once compañeros, solicitó que se le cortara la cabeza y que, si caminaba después de este acto, liberara el número de reos según los pasos dados. Cuenta la leyenda que, una vez decapitado, se levantó de su cadalso y dio once pasos hasta caer por un tropezón que le dio el verdugo.

Aunque pareciera propio de un relato fantástico, la verdad es que hay casos en donde esto no es tan literario como parece

Animales sin cabeza

Quienes hayan vivido o estado en el campo podrían levantar su mano y decir: “¡Objeción!”. Y es que es común ver allá cómo a algunos pollos se les corta la cabeza y sin embargo andan correteando durante un par de minutos hasta caer sordamente al suelo.

Nuestro complejo sistema nervioso central

Si no es posible hacer esto sin un cerebro que coordine cada uno de los movimientos del animal, ¿por qué se siguen moviendo? Y más aún: ¿por qué no podría ocurrir en el caso de los humanos?

Los investigadores han visto este fenómeno y han dado con la respuesta de por qué las gallinas tienen este comportamiento. La razón radica en que, a pesar de que tienen un cerebro muy pequeño, tienen un componente importante de nuestro sistema nervioso responsable del movimiento: la médula espinal.

Según ellos, a esta área se le debe que todos tengamos una coordinación en el movimiento de los brazos, piernas o cualquier parte del cuerpo que nos identifique como especies.

De hecho, han realizado experimentos para corroborarlo. En una ocasión seccionaron la médula espinal en las vértebras cervicales de los gatos y, acto seguido, los pusieron a andar en una cinta de correr a múltiples velocidades. La conclusión fue contundente: estos pueden andar, e incluso mantenerse en equilibrio, sin ayuda alguna de su cerebro. Con la médula basta.

La lesión medular no interrumpe el movimiento

De hecho, hay otro motivo por el cual los pollos no solo se mueven sino que aletean de una forma agresiva, como si estuviesen conscientes de que les cortaron la cabeza y estuviesen enfadados por eso. No existe tal cosa.

Sencillamente, como el hachazo que se le dio dañó los nervios de la médula espinal, las señales que esta emite en todo el cuerpo surgen de manera descoordinada, lo que genera unos movimientos musculares igualmente bruscos y sin sentido.

¿Y en el caso de los humanos?

Con todo, esto no es óbice para que los científicos piensen que lo mismo puede ocurrir en el caso de los humanos.

¿Y en el caso de los humanos?

Las razones son varias y parecen tener bastante peso, especialmente que andar sobre dos pies requiere de mayor esfuerzo para mantener el equilibrio, algo que no garantiza en este caso la médula espinal.

Es verdad que, de estar en esa trágica situación, la persona podría tener algún movimiento involuntario, pero jamás una caminata. En el mejor de los casos podría tratarse de un pataleo o manoteo sin ningún tipo de sentido o coordinación.

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